(...Rutina...)
Sales por la puerta del edificio, observas el radiante sol en un cielo limpio y sientes el frescor del jardín vertical que se eleva por la fachada del bloque de cuatro plantas.
Saludas a la señora Lawson. No te oye pese a los implantes de última generación. Deberías decirle que visite al técnico.
El eco electromagnético de los vehículos ecológicos se mezcla con el de los pájaros revoloteando por las copas de los árboles que se alinean en la avenida. Sacas el teléfono y le dices que quieres tu bebida revitalizante ( …ayer te bebiste la última... ). Te muestra un holograma del mapa de la ciudad con los servicios donde puedes hacer el pedido y el tiempo estimado de entrega. Eliges el más rápido y continúas caminando a la espera de que te alcance el dron-repartidor. Eso sucede cuando llegas al parque, con un césped rodeado de árboles protegidos por cúpulas de cristal y plantas de flores luminosas.
Hoy vas al trabajo por la tarde, ya que debes comprobar un problema que has descubierto esta mañana al revisar las máquinas desde el ordenador de casa. La macroplanta de tu empresa, una de las más grandes productoras de nanopartículas celulares del continente, se encuentra en las afueras.
Como tienes algo de prisa, te bebes el revitalizante de color verdoso mientras te diriges hacia la parada del tranvía elevado. Circula por encima de la avenida principal y conecta toda la ciudad.
Cuando entras, una avalancha de publicidad se muestra proyectada en la parte interior de las puertas. Anuncios personalizados con las preferencias que la inteligencia artificial eligió para los pasajeros a través de un cuestionario anual (…con actualizaciones mensuales... ).
Haces caso a tu ciberasistente y desconectas durante los quince minutos que dura el viaje. Tienes todos los indicadores de vitalidad bajos y te ha programado una cita con el especialista para el día siguiente.
En la estación frente a la macroplanta te espera el transporte personal que te llevará al pabellón de producción 2D. El vehículo te da la bienvenida y te pregunta cómo estás. Le dices que vas a necesitar que un operario de mantenimiento te acompañe y te comunica que estará esperando en la sala de máquinas.
Atraviesas el vestíbulo, de techo acristalado y suelos inmaculados, rodeado de plantas y drones que vuelan por todas partes. Uno de ellos te identifica y te guía por un pasillo donde otros trabajadores no paran de salir y entrar por las grandes puertas situadas a los lados, todas numeradas e iluminadas.
Cruzas por la número 41 y pasas a un ascensor que comienza a bajar de forma suave. En las pantallas que cubren las paredes se muestran imágenes de tu empresa. Sus instalaciones, su tecnología y desarrollo, su defensa del medio ambiente.
Llegas a tu destino y te adentras en la impoluta sala de máquinas. En una mesa con tu nombre iluminado en una pequeña pantalla te espera tu equipamiento de trabajo: unos guantes ultraligeros de látex y una tarjeta inteligente con todo el historial de proyectos desde que empezaste a trabajar en la empresa.
La introduces en el ordenador central y este te indica donde se ha producido el error. Seguido por el operario de mantenimiento, te aproximas a la máquina y conectas tu ordenador. Seis metros de longitud y dos metros de alto, rodeada de cables y tubos, recubierta de acero y aluminio, su interior es responsable de generar nanopartículas gracias a las grandes temperaturas que es capaz de alcanzar.
El programa encuentra el problema enseguida y el operario se pone a trabajar. Mientras verificas que el resto de máquinas no presente ningún fallo en su funcionamiento, te cruzas con el jefe de producción ( ...es un modelo T-500... ), un androide de última generación que siempre está dispuesto a ayudar. Intercambias unas palabras con él y tras cerrar la incidencia y clasificarla como solucionada, abandonas la macroplanta.
Tu ciberasistente te aconseja conectar con la naturaleza para funcionar de manera más eficiente y te propone visitar el Jardín de Neobotánica. Está situado en el centro de la ciudad, contiene especímenes de especies ya extinguidas, además de los últimos modelos de ciberanimales y nanoplantas.
La cola es larga pero la organización es exquisita: fila única ( ...no hay otra que vaya más rápido... ), alerta en el teléfono con el tiempo de espera, apertura de puertas en función del volumen de afluencia.
El recorrido se divide en partes al aire libre y partes a través de un tubo de cristal que serpentea por los diferentes recintos de los animales. Se mezcla la naturaleza real con la cibernética, aunque todo está señalizado con precisión.
Te acercas al área donde están los leones y observas con detenimiento la información proyectada en el cristal. El minidron que se desplaza junto a tu grupo ofrece datos adicionales a través de su potente altavoz mientras paseas contemplando pumas, panteras, tigres, elefantes. Nunca habías visto ese tipo de criaturas.
Durante el viaje de vuelta en tranvía, eliges participar en la votación sobre la próxima novedad en el transporte de la ciudad. Puedes ganar puntos virtuales que luego te permitirán tener acceso a diferentes lugares de ocio y cultura. Analizas las opciones y eliges la número 19 ( ...asientos personalizados... ).
Llegas a casa, ya es casi de noche. Atraviesas la puerta y tu ciberasistente te realiza un chequeo completo. El sistema de climatización regula la temperatura de la estancia, las ventanas inteligentes que simulan el cielo azul cambian a modo nocturno y las luces led modifican su tonalidad por una más suave.
Enciendes tu ordenador y revisas el trabajo realizado hoy. Tienes un mensaje marcado como importante en tu perfil. El líder de proyectos ha organizado una reunión para mañana en la que debes estar presente. Se llevará a cabo en la Sala de Conferencias 101 en el edificio de oficinas Omega.
Estableces la alarma a las 7:00. La reunión es a las 8:30.
El sonido ambiente baja su volumen al mínimo cuando abres tu cama-cilindro. Te tumbas, la temperatura de la superficie se sincroniza con la tuya.
Cierras los ojos ( ...el sistema se apagará automáticamente en 60 segundos... ).