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Neuromante - Reseña Exprés

Foto del escritor: jfragosojfragoso

Neuromante (1984), es la novela que puso el ciberpunk en el mapa literario. En esta primera parte de la trilogía del Sprawl, William Gibson, con su estilo casi poético y a ratos incomprensible, nos regala un viaje psicodélico por un mundo oscuro y fascinante.


El mundo de Case, el hacker que lo perdió todo

Case, un "vaquero del ciberespacio" (básicamente un hacker de nuestros tiempos), se nos presenta en el peor momento de su vida. Le han achicharrado el cerebro, no puede conectarse a la red y malvive en los bajos fondos de la ciudad de Chiba, Japón. En resumen, un lunes cualquiera en un mundo distópico.

Todo cambia cuando un tipo misterioso llamado Armitage le ofrece una salida: le reparan el cerebro y le devuelven su vida digital. A cambio, tiene que trabajar para él en una misión tan ambigua como sospechosa. Spoiler: el plan no solo es peligroso, sino que también tiene más capas que una cebolla cibernética.


Bienvenidos a un mundo donde todo brilla... y apesta

El mundo de Neuromante es como Las Vegas después de una explosión tecnológica: luces brillantes, corrupción en cada esquina y un constante olor a desesperación. Todo está controlado por mega corporaciones, los ricos son muy ricos y los pobres malviven en una ciudad superpoblada y hostil.

El ciberespacio, esa gran innovación de Gibson (no olvidemos que por aquellos tiempos lo que hoy conocemos por Internet apenas despertaba), es un universo paralelo digital que suena fenomenal, pero donde Case pasa la mayor parte de su tiempo siendo miserable. Prefiere la virtualidad a interactuar con personas reales, y la verdad es que después de conocer la realidad en la que vive, no podemos culparlo.


Molly: la femme fatale

El libro no sería lo mismo sin Molly Millions, una mercenaria con gafas de sol implantadas, cuchillas retráctiles en los dedos y aumentos cerebrales. Es como si alguien cogiera a Catwoman y la mezclara con Robocop (¿qué podría salir mal?).

El personaje, que ya aparecía en uno de los relatos cortos más famosos del autor, Johnny Mnemonic, y posteriormente en la tercera parte de la trilogía del Sprawl, es probablemente el más interesante de toda la novela. La historia no sería lo mismo sin Molly, pues carga con todo el peso de la acción mientras Case se conecta al ciberespacio para jugar a ser un cowboy digital. Ella es letal, sarcástica y mucho más interesante que nuestro protagonista, y en realidad, es la que lleva adelante la misión.


¿Quién necesita lógica cuando tienes estilo?

Si esperas que Neuromante sea un libro con una trama clara y fácil de seguir, no podrías estar más lejos de la realidad. La narrativa de Gibson es como un puzle en el que las piezas no encajan del todo, pero que de alguna manera componen una imagen espectacular. El autor te presenta su mundo como si lo conocieras, sin explicaciones ni contexto, y te deja solo en un laberinto de nuevos conceptos, lugares y aparatos. La inmersión es total aunque por momentos no tengas ni idea de lo que está pasando.

No os voy a engañar, leer Neuromante no es fácil. Sin embargo, la prosa del autor tiene algo que engancha y te hace querer seguir adelante para saber más. A pesar de que la novela ha cumplido ya cuarenta años y algunas de las ideas que plantea han envejecido peor que otras, sigue teniendo una estética rompedora y atractiva.


Conceptos visionarios

Detrás de toda la acción y el caos, Neuromante presenta una serie de ideas especulativas casi impensables en los años ochenta. El término ciberespacio, que ya aparecía en otro relato de Gibson, Quemando Cromo, imagina una gran grupo de ordenadores interconectados que comparten y guardan información (¿os suena de algo?). La Matriz, como la llaman en la novela (seguro que esto os suena también) es la red a la que el protagonista se conecta para robar datos.

En la historia también aparecen ideas como los implantes corporales o la Inteligencia artificial, conceptos que ya se habían visto en otras novelas anteriores, pero que cuando se juntan con todo lo que rodea al mundo creado por Gibson, cobran más sentido que nunca.


Conclusión: ¿Deberías darle una oportunidad a Neuromante?

Neuromante es un libro especial. Es como ir a una fiesta donde todos hablan un idioma que apenas entiendes, pero donde las luces, la música y el ambiente son tan interesantes, que te hacen repensarte si te quieres quedar. Es una experiencia desafiante, frustrante por momentos, pero imprescindible para los aficionados a la ciencia ficción clásica y, por supuesto, al género ciberpunk.

Habrá momentos en los que querrás tirar el libro por la ventana, momentos en los que creerás que te has perdido y momentos en los que pondrás en duda su estatus de novela de culto (se alzó con los tres premios principales de la ciencia ficción, el Nebula, el Hugo y el Philip K. Dick, un hito sin precedentes). Así es Neuromante, no se trata de darte lo que quieres, sino de sumergirte en un mundo donde las cosas son complicadas, sucias y, de alguna forma, cautivadoras.




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